jueves, 16 de septiembre de 2010

147# Cheesus

Kelly ¿quien iba a pensar que aquella bolsa de Cheetos contenía la señal divina que llevabas esperando toda la vida? Has perdido la fe muchas veces, ante tragedias, malas noticias o desgracias a las que no encontrabas explicación. Has preguntado al cielo un porqué, esperando una respuesta convincente.
Ahora sabes que la tienes. No te importa que te llamen loca o aprovechada. Tus vecinos se ríen de ti y eres consciente de ello. Te señalan en el supermercado y cuando sales al jardín. Tu hermano ha dejado de llamarte por teléfono. Tu hija no te cree y defiende que parece una cabeza de caballo. No te importa, tu marido está contigo y el pastor Bennett ha dicho en la tele que podemos encontrar a Jesús en cualquier lugar.
Y tú, Kelly, lo has encontrado en una bolsa de Cheetos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

146# Concavenator corcovatus

Concavenator corcovatus (reconstrucción del animal: Raúl Martín)

Copio y pego de "El Cuaderno de Godzillin":
El área de Las Hoyas contiene miles de fósiles procedentes de un humedal de hace unos 130 millones de años. Sus hallazgos más relevantes se refieren a aves primitivas y dinosaurios que no han sido hallados en ningún otro lugar del mundo. Las Hoyas se ha venido investigando desde hace 25 años, con financiación europea, nacional, regional y ocasionalmente privada. En la actualidad, la colección de fósiles consta de más de 15.000 restos perfectamente conservados e inventariados que han servido para caracterizar, con una precisión en incremento, un humedal habitado por dinosaurios, cocodrilos, pterosaurios, lagartos, ranas, tortugas y muchos otros animales y plantas. En la actualidad, el paleohumedal de Las Hoyas ya presenta un curriulum de referencia para cualquier grupo de investigación que trabaje en ecosistemas continentales del Cretácico Inferior: Iberomesornis (Nature, 331: 433-435); Pelecanimimus (Nature, 370: 363-367); Celtedens (Nature 373: 143–145); Eoalulavis (Nature, 382: 442-445) o una egagropila dinosauriana (Nature, 409: 998-999).

En la foto del laboratorio, y de izqda a dcha: Fernando Escaso, Francisco Ortega y José Luis Sanz, con el fósil en el Museo de Las Ciecias de Castilla-la Mancha.

Ahora se publica, en la revista Nature, la descripción de Concavenator corcovatus, nada menos que un carcharodontosaurio ibérico. El ejemplar consiste en el esqueleto articulado de un terópodo (no aviano) más completo encontrado hasta ahora en la Península Ibérica. La excavación del fósil se realizó en el invierno de 2003, pero la preparación ha sido laboriosa, y el estudio que se han extendido por más de dos años. El ejemplar tiene una de longitud unos seis metros, por lo que, con sus casi 400 kilos se trata de uno de los grandes depredadores del ecosistema de Las Hoyas. De hecho su nombre, Concavenator corcovatus, significa “el cazador jorobado de Cuenca”. Lo de “cazador” y “de Cuenca” está claro, pero ¿jorobado?. Pues si. Las dos últimas vértebras por delante de la pelvis proyectan dorsalmente sus espinas neurales hasta 40 cm sobre el dorso del animal, formando una especie de joroba. La función de está joroba es, hasta este momento, desconocida, aunque hablaremos de ella en un capítulo posterior.
La conservación del ejemplar permite identificar en la roca algunas impresiones de la piel del animal, como una serie de escamas de la su cola, que recordarían a las de un cocodrilo, o las escamas de las patas, que indican que esta zona podría asemejarse a la de un avestruz.

El yacimiento de Las Hoyas, Noviembre de 2003

Pero, además, Concavenator presenta más caracteres singulares. La ulna (uno de los huesos del antebrazo), presenta una serie de pequeños bultos alineados. En muchas aves actuales, el borde posterior de la ulna, tiene una serie de pequeños marcas, en forma de bultitos, dejadas por el ligamento que sujeta el folículo de las plumas. Estas marcas ya se habían identificado en algunos dinosaurios de pequeño tamaño y muy cercanamente emparentados con las aves, como Velociraptor... pero Concavenator es (era?) supuestamente demasiado primitivo como para tener plumas. Sin embargo, estos pequeños bultos indica que este dinosaurio conquense ya presentaba estructuras en la piel que, si no son plumas (no se han preservado, luego no pueden verse), comparten con estas estar ancladas a la ulna mediante un ligamento folicular. El reconocimiento de estas estructuras en Concavenator permite ampliar el número de grupos de dinosaurios en los que, además de escamas, deberíamos considerar la presencia de estructuras antecesoras a las plumas de las aves.
Concavenator supone el hallazgo más reciente y uno de los más significativos significativo del conjunto de dinosaurios de Cuenca, una de las regiones más prolíficas en restos de estos reptiles mesozoicos de Europa, en la que se encuentran los yacimiento del Cretácico Inferior de Las Hoyas y del Cretácico Superior de Lo Hueco. En esta zona, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha proyecta la instalación de un ambicioso centro paleontológico que se ocupe del estudio, depósito y exhibición de dinosaurios y otros vertebrados mesozoicos…. Pero esa es otra historia.

El esqueleto articulado de Concavenator corcovatus es el más completo encontrado hasta ahora en la Península Ibérica.

Referencia: Ortega, F.; Escaso, F.; Sanz, J. L. (2010) “A bizarre, humped Carcharodontosauria (Theropoda) from the Lower Cretaceous of Spain”, Nature, 467:203-206. doi:10.1038/nature09181
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